Tras hacernos creer a los espectadores que su personaje había muerto, Jordi Coll, regresó a "El Secreto de Puente Viejo" con la intención de darle un final distinto.
¿Cómo describirías tu paso por ‘El Secreto de Puente Viejo’?
Ha sido una gran escuela. Dos años y tres meses fantásticos.
Cuando te ficharon, ¿pensaste que ibas a durar tanto?
Ni me lo imaginaba.
¿Cierras esta etapa de tu carrera, de forma definitiva?
No lo sé, el tiempo lo dirá. Se queda abierta.
¿Estás satisfecho con tu trabajo?
Soy un poco crítico conmigo mismo aunque sin llegar a caer en paranoias. Siempre hay cosas que se pueden mejorar, pero en general estoy muy contento.
¿Qué ha sido lo más duro?
Estudiar guiones.
¿Cómo fueron las grabaciones de las últimas escenas?
Había estado casi tres meses inmerso en otra producción. Por eso volver a ver a mis compañeros me pareció como un reencuentro, una propina.
¿Qué sientes al despedirte?
Me voy emocionado. No soy muy llorón, pero ha sido una experiencia muy bonita. Dejo muy buenos amigos, aunque seguro que volveremos a encontrarnos en el camino. Me da pena decir adiós a Martín.
¿Que tal con tus compañeros?
He tenido la suerte de coincidir con muy buenos actores:
Loreto Mauleón, Mario Martín, Aida de la Cruz, Adelfa Calvo… de todos he aprendido muchísimo.
¿Seguirás viendo la serie?
Por supuesto. Para empezar, porque mi mujer, Marta Tomasa Worner, actúa en ella.
¿Te pudiste quedar con algo de recuerdo del vestuario?
Con un collar de semillas.
Aparte de televisión, también has hecho teatro, ¿dónde te encuentras más cómodo?
Las sensaciones son muy distintas, aunque me atrae más el escenario. Estar en contacto con el público en directo te provoca una descarga de adrenalina que engancha bastante.
¿En qué estás trabajando ahora?
Estoy grabando 'El incidente', una serie de misterio en la que interpreto a Abel, un joven que se marcha de viaje por Europa y cuando regresa al pueblo, se encuentra con un extraño suceso.
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